El equipo de desarrollo de negocio, como modelo de colaboración público-privada, está en manos de TRL+, empresa experta en transferencia de tecnología
Opticalsens es el resultado de dos tesis doctorales dirigidas a aportar herramientas, desde la ciencia, a la lucha contra un grave problema de violación de derechos y libertad de colectivos vulnerables a partir del uso de drogas de sumisión química. Conforme aparecieron los primeros resultados de detección de drogas de sumisión a partir de sensores químicos de alta tecnología, el grupo de investigación interuniversitario IDM (Instituto Interuniversitario de Investigación de Reconocimiento Molecular y Desarrollo Tecnológico) de la UV y la UPV, se plantearon la idea de llevarlo a la sociedad en la forma de una spinoff.
Dentro de la estrategia de transferencia de tecnología que están desarrollando las universidades españolas en su conjunto, la UPV destaca por su histórico compromiso con el aporte de valor y conocimiento científico a la sociedad a través de numerosas iniciativas, vías de colaboración y formación en conocimiento de empresa. Así mismo, la UV lleva realizando un gran esfuerzo en los últimos años para establecer un modelo eficiente y sólido de transferencia que maximice el éxito de las spinoff. En este marco, surge la oportunidad de aunar propósitos volcando mucho esfuerzo en la creación de la primera spinoff interuniversitaria donde, además, se apuesta por la colaboración público-privada al incorporar a TRL+ como actor esencial en el desarrollo experto de negocio.
A partir de su constitución, Opticalsens tiene grandes retos. Principalmente, ultimar el desarrollo de los primeros sensores de drogas de sumisión, tanto para uso personal en actividades de ocio, como para uso forense por los cuerpos de seguridad y la red de atención sanitaria.
Los sensores desarrollados por el IDM para la detección de drogas de sumisión química utilizan tecnologías avanzadas de diferente comportamiento. Desde sensores líquidos que cambian de color instantáneamente al entrar en contacto con una muestra de bebida contaminada, hasta sensores sólidos que aparecen fluorescentes al ser impregnados con una gota de bebida. A medio plazo, se pretende desarrollar un sensor multidroga para que, con una sola aplicación, sepamos si se ha contaminado la bebida, ya sea con escopolamlina (Burundanga), GHB (éxtasis líquido), MDMA, caníbal, ketamina, catinonas o cualquier otra.
La efectividad de los sensores desarrollados en muy alta y la especificidad, es decir el grado de acierto con la droga que se pretende detectar, también es muy alto. Si bien, un factor esencial en este tipo de sensores es que sean muy rápidos (inmediatos preferiblemente) y que no interrumpan la experiencia de la bebida. Estos son los grandes retos en cuanto a funcionalidades que tienen este tipo de sensores y con los que estamos consiguiendo grandes resultados.
Opticalsens espera poder aportar un granito de arena suficientemente importante como para que los cuerpos de seguridad y el sistema sanitario disponga de sensores altamente fiables para la detección de estas drogas en los casos de análisis forense ante ataques consumados. Por otro lado, trabajan duro para que la sociedad (administración, locales de ocio, organizadores de eventos, fabricantes y distribuidores de bebidas, etc.) ejerzan su cuota de responsabilidad social corporativa y puedan proteger a la población más vulnerable ante estos ataques, ya sea con la detección directa y temprana o por el simple hecho de la disuasión ante la presencia de este tipo de sensores. Persiguen un sello de “local/espacio seguro” para aquellos eventos, locales o espacios de ocio donde se disfruta de momentos de expansión y diversión.
Su gran objetivo es la prevención y disuasión ante ataques con drogas de sumisión. Trabajan para aumentar al máximo la percepción de ser una empresa que pone a disposición de la sociedad, tecnología de alto nivel, arropada por un equipo científico de primera línea.