Las deep tech ofrecen una variedad de soluciones para los diferentes tipos de energía sostenible, aumentando su eficiencia, reduciendo sus costes de funcionamiento, mejorando sus sistemas de gestión y control.
Para hacer la transición a un sistema energético competitivo, tenemos que superar una serie de retos, como la escasez creciente de recursos, las necesidades energéticas cada vez mayores y el cambio climático. Pero este objetivo viene acompañado de una gran incógnita: ¿de dónde sacaremos exactamente nuestra energía?
Hoy en día existen ocho tipos de energía sostenible: eólica, solar, hidráulica, geotérmica, mareomotriz, de las olas, de la biomasa y de los biocombustibles. Las deep tech ofrecen diversas soluciones para todas ellas, aumentando su eficiencia, reduciendo sus costes de explotación, mejorando sus sistemas de gestión y control.
Proyectos que son una realidad: conoce nuestros casos de éxito
Gracias a los avances en deep tech, que impulsan las innovaciones y logran avances científicos, las energías renovables van a ser cada vez más asequibles y accesibles para empresas, gobiernos y ciudadanos de todo el mundo.
Las grandes inversiones de países como China, India, Estados Unidos y Alemania en la generación y distribución de energías renovables han reducido drásticamente los costes y, por tanto, las barreras para entrar en el sector. Como consecuencia, estamos asistiendo a un auge de las nuevas tecnologías en el sector energético: desarrollo de nuevos sistemas de producción de energía renovable, optimización de las soluciones actuales, aumento de la eficiencia y resistencia de los sistemas de almacenamiento de energía y gestión de la distribución de la energía al consumidor generada a partir de fuentes cada vez más distribuidas. Los últimos avances tecnológicos en este campo se centran en los sistemas energéticos híbridos y refuerzan la ampliación de la red eléctrica.