La tecnología blockchain nos permite almacenar información que jamás se podrá perder, modificar o eliminar.
El blockchain (o cadena de bloques) es un registro digital único, consensuado, inmutable y distribuido en varios nodos de una red. El blockchain es capaz de almacenar una historia de transacciones, por ejemplo, una unidad monetaria determinada o el historial médico de un individuo, así como verificar y validar todo tipo de información, como certificados digitales, sistemas de votación democráticos o servicios de logística y mensajería.
Algunos analistas proyectan un crecimiento exponencial del blockchain en los próximos 5 años, con especial aplicación en mercados como el IoT o las instituciones financieras.
Se trata de una herramienta muy potente para comunicarnos y almacenar información de forma confiable. Los datos se almacenan en bloques y se suceden en una cadena (de ahí su nombre). Todos los usuarios de blockchain pueden rastrear la historia, añadir bloques a la cadena o seguir las transacciones de punta a punta, en función de los permisos que posean. Al ser una tecnología distribuida, donde cada nodo de la red almacena una copia exacta de la cadena, se garantiza la disponibilidad de la información en todo momento. Y su registro consensuado y vinculado lo vuelve inalterable.
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El blockchain representa un nuevo paradigma dada la forma en que se comparte y gestiona la información contenida en los registros de las transacciones.
El blockchain potencialmente pone fin a la necesidad de intermediarios que actúan como autoridad central y de confianza para otros usuarios, lo que acelera las transacciones y reduce los costes. Después del debut del blockchain en el sector financiero, se buscan aplicaciones de uso en otras industricas en donde las transacciones transparentes y seguras puedan hacerse a menor coste y tiempo.